Vasculitis

La vasculitis es una inflamación de los vasos sanguíneos. Puede afectar tanto a las arterias y las venas. En el caso de que la inflamación afecta a las venas, se llama flebitis, mientras que si la inflamación es en las arterias, se llama arteritis. La clasificación de estos cuadros clínicos se realiza de acuerdo con el tamaño del vaso afectado, la intensidad de las lesiones, el tipo de infiltración y la causa del proceso. Las causas de la vasculitis pueden ser infección, inmunológica o, en muchas ocasiones, sin razón aparente. Las manifestaciones clínicas van a aparecer de acuerdo a la ubicación del vaso afectado: a nivel cutáneo (úlceras), a nivel renal y genital (hipertensión arterial), a nivel neurológico (dolores de cabeza), y en el osteoarticular o nivel muscular (conjunta dolor). En todos los casos, el tratamiento debe ser rápido y adecuado a cada patología y paciente.

 
El término vasculitis se refiere a un grupo de enfermedades caracterizadas por la inflamación de los vasos sanguíneos. El origen de estas patologías puede estar en una anomalía del sistema inmunitario del cuerpo o en la infección de las paredes vasculares de bacterias, hongos o virus. Esta patología puede afectar a cualquier órgano del cuerpo y a vasos de diferente naturaleza y calibre. Por eso se la conoce como vasculitis sistémica. Cuando un vaso sanguíneo de inflama puede dificultar o impedir el paso de la sangre o causar hemorragias internas. Los síntomas generales de la enfermedad son fiebre, dolor muscular y articular y malestar general. Asimismo, también desarrollan otras manifestaciones, dependiendo del órgano afectado. En ocasiones y en formas más leves, la vasculitis puede estar localizada en una sola región del cuerpo y afecta a vasos pequeños. Es el caso de la vasculitis leucocitoclastica y la vasculitis cutánea, que sólo afectan a la piel, provocando edema, coloración violeta y úlceras. El tratamiento persigue detener la inflamación de los vasos.
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Vasculitis

La vasculitis es una inflamación de los vasos sanguíneos. Puede afectar tanto a las arterias y las venas. En el caso de que la inflamación afecta a las venas, se llama flebitis, mientras que si la inflamación es en las arterias, se llama arteritis. La clasificación de estos cuadros clínicos se realiza de acuerdo con el tamaño del vaso afectado, la intensidad de las lesiones, el tipo de infiltración y la causa del proceso. Las causas de la vasculitis pueden ser infección, inmunológica o, en muchas ocasiones, sin razón aparente. Las manifestaciones clínicas van a aparecer de acuerdo a la ubicación del vaso afectado: a nivel cutáneo (úlceras), a nivel renal y genital (hipertensión arterial), a nivel neurológico (dolores de cabeza), y en el osteoarticular o nivel muscular (conjunta dolor). En todos los casos, el tratamiento debe ser rápido y adecuado a cada patología y paciente.

 
El término vasculitis se refiere a un grupo de enfermedades caracterizadas por la inflamación de los vasos sanguíneos. El origen de estas patologías puede estar en una anomalía del sistema inmunitario del cuerpo o en la infección de las paredes vasculares de bacterias, hongos o virus. Esta patología puede afectar a cualquier órgano del cuerpo y a vasos de diferente naturaleza y calibre. Por eso se la conoce como vasculitis sistémica. Cuando un vaso sanguíneo de inflama puede dificultar o impedir el paso de la sangre o causar hemorragias internas. Los síntomas generales de la enfermedad son fiebre, dolor muscular y articular y malestar general. Asimismo, también desarrollan otras manifestaciones, dependiendo del órgano afectado. En ocasiones y en formas más leves, la vasculitis puede estar localizada en una sola región del cuerpo y afecta a vasos pequeños. Es el caso de la vasculitis leucocitoclastica y la vasculitis cutánea, que sólo afectan a la piel, provocando edema, coloración violeta y úlceras. El tratamiento persigue detener la inflamación de los vasos.
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